LA SOSPECHA
Un hombre perdió su hacha; y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho –exactamente como un ladrón. Observó la expresión del joven –idéntica a la de un ladrón. Observó su forma de hablar –igual a la de un ladrón. En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto.
Pero más tarde, encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes de los de un ladrón.
Lie Zi
Uno de los problemas al que nos enfrentamos a diario es enfrentarnos a las tribulaciones creadas por la sospecha. Sospechas que levantan muros difíciles de superar. Muchas veces imposibles incluso tras descubrirse que son infundadas.
Deja una respuesta